8 julio, 2013

El vídeo de Slowroom, una mañana entre ruedas y cámaras

Una vez en el portal tenemos pensada una toma de salida, con la bici al hombro, rollo neoyorquino. Me siento bien mientras intento aparentar rutina en mi acción. Sigue leyendo

 

Me gustaría empezar esta historia con “Era una gélida mañana de febrero…” o “el cielo de color gris plomizo presagiaba otro frío día en la ciudad…” No sé por qué pero las historias siempre mejoran cuando el lector, nada más empezar, tiene una visión de la misma en blanco y negro. Lamentablemente tengo que ceñirme a la realidad y esa mañana de domingo, como bien dijo Filippo, Madrid era África.

El calor seco, sin clemencia, no me había dejado dormir bien así que me desperté aturdido y, con la mejor de las intenciones, me vestí siguiendo las indicaciones ¿Qué indicaciones? Pues muy sencillo: debía vestirme “rollo hipster”, pero sin tener ni idea de lo que era un hipster iba a ser más bien complicado. Afortunadamente, me pasaron algunas webs ilustrativas y, con mi mejor criterio, ya tenía el look preparado desde el día anterior. Por si acaso, que no era cuestión de arriesgar, llevaba en la mochila otro outfit, aunque este era bastante más “Tommy Boy” y por ende más pijolas.

Llegué a casa de Jaime a las 9:02, sólo dos minutos más tarde del horario previsto. Llamé por teléfono para saber el piso y me contestó desde la ventana “anda sube”. Una vez en su casa me presentó a los cámaras, Mario Kranks y Dani, me sirvió un café y me presentó a mi compañera de rodaje: Una Cooper Spa de su propiedad. Su mujer, Isa, pasó a saludarme y me puse de inmediato disposición de los técnicos para empezar las sesión.

Pero, un momento, ¿No os he contado por qué y para qué estoy ahí, verdad? Qué cabeza la mía, con todo este calor se me olvida lo esencial. El motivo por el que me encuentro esa mañana en una casa desconocida, con la legaña aún puesta y disfrazado, a mi manera, de hipster, era para rodar el video promocional de Slowroom. Esta idea de Jaime, que yo celebré y a la que me sumé de inmediato como modelo amateur, es la que me ha supuesto semejante esfuerzo matutino. Esfuerzo estilístico y de horas de sueño. Señores, qué es domingo!

En fin, que ya estábamos ahí y no había marcha atrás. Me cambio las cangrejeras por unas zapatillas que también traía (las cangrejeras no son hipster, al parecer), me meto la camisa estratégicamente por dentro de los shorts (que no bermudas) y me miro el pelo por quinta vez para empezar a grabar.

Las primeras tomas

Las indicaciones se suceden a ritmo frenético: la idea parece muy clara aunque no nos hayan pasado ni a mí, ni a ninguno de mis compañeros modelos, el consiguiente storyborard para darle un toque definitivo de profesionalidad.

“Ponte aquí, coge un café y siéntate en el sofá” Lo hago, con la mejor de mis poses. Me siento y leo una revista, Steel para más señas. Me sorprende que la revista esté escrita en francés y en inglés, todo muy cool.

“Hazlo otra vez, más lento…” Lo repito, con mucha parsimonia. Al igual que en la radio, dónde hay que hablar más pausado de lo normal para que se te entienda, en este tipo de vídeos también es conveniente hacerlo todo más despacio de lo que lo harías normalmente. Me cuesta frenarme, soy algo nervioso. Otra vez.

“Ahora te pones en la ventana, como tomándote un café…” Esta toma me gusta mucho, la casa de Jaime es espaciosa y luminosa. Parece ser que la toma queda perfecta, con un toque impostado que me gusta mucho, pero al final no sale en el vídeo. Jaime aprovecha para sacar algunas fotos. Classy! Es hora de coger la bici.

“Ahora la levantas en la entrada y sales por la puerta. Despacio, recuerda…”
Agarro la bici y salgo. Me engancho con el pedal. Repito la acción, vuelvo a salir…

Por fin pedaleando

Una vez en el portal tenemos pensada una toma de salida, con la bici al hombro, rollo neoyorquino. Me siento bien mientras intento aparentar rutina en mi acción. Bajo a la calle y me monto en la bici. Corten. Repito la acción varias veces, las que hagan falta. Bajo la calle y la vuelvo a subir. Me sorprende la rigidez de la Cooper Spa, la dureza de su manillar y la firmeza con la que rueda.

Una vez terminada esta toma, me dicen que me suba en la bicicleta y pedalee. La idea es dirigirnos hasta Slowroom circulando por Madrid. Voy con la bici, entre los árboles, sintiendo el viento en mi cara mientras el sol hace sombras continuas mientras me graban desde la moto. “No estés tan rígido” me increpan. Sí, es cierto que parezco un robot pero crecí viendo las películas de Schwarzennegger ¿qué esperan? Seguimos por Almagro, dónde no hay árboles, para poder hacer tomas más claras. Bajamos Génova y nos dirigimos a la Plaza de las Salesas, a Slowroom. Allí dejo la bicicleta y nos encontramos con el segundo actor del día que ya está ahí, puntual como un reloj suizo: Filippo.

Si la intención con mi atuendo era pasar desapercibido está claro que con Filippo, lo que sea que se buscase, lo han conseguido. Filippo viste zapatos de vestir sin calcetines, camisa y chaleco, gafas muy fashion así como un sombrero muy estiloso. Va perfecto para rodar con la Moustache eléctrica.

Terminado mi trabajo por el momento, les deseo suerte y me cito con los demás a las 3. Son las 11 de la mañana y me voy a hacer unos recados. Todavía quedaban unas tomas finales de lo más exigentes.

De vuelta a Slowroom

Mientras me encontraba comiendo por la zona, terminados mis temas, me llama por teléfono “Vente que vamos a terminar la grabación”. Llego corriendo, pensando que sería una grabación en la tienda y ya. No, no va a ser tan fácil. “Móntate en la bici desde abajo y sube hasta la puerta, desmonta en marcha”.

“¿Desmonta en marcha? ¿Y eso qué es lo que es?” Los consejos de Mario Cranks me terminan de convencer y, aunque llevo un par de cervezas en el cuerpo, las tomas salen bastante naturales. Subo la cuesta, desmonto y entro en la tienda. Toma dos. Subo la cuesta, desmonto y entro en la tienda. El pedal se vuelve a rebelar haciendo un ruido raro. Repito. Subo la cuesta, desmonto y entro en la tienda. Perfecto.

Una vez dentro terminamos el vídeo con un toma de los tres figurantes de la película: Filippo, la guapísima Póker y yo mismo.

Misión cumplida: una vez más la pregunta que siempre ronda en mi mente cuando hago cualquier cosa fuera de mi trabajo ¿me habré equivocado de profesión o me habré equivocado de ocupación?

Slow Chazman, 2013

Enlace al vídeo de Slowroom